Hito histórico: el movimiento Occupy convoca una huelga general… sin sindicatos.

EE.UU es un país con menos del 12 por ciento de la fuerza de trabajo sindicalizada, esto es debido en parte a las leyes restrictivas sobre la huelga existentes en la nación. Por ello, muchos de los manifestantes de los que el movimiento Ocuppy ha sacado su energía son los subempleados y desempleados, que han sido las  principales víctimas de la economía, y de las que se podría considerar que no están precisamente en una gran posición para parar su fuerza de trabajo.

Ahí es donde las asambleas de trabajadores precarios y del sector servicios han entrado a organizarse. Estos grupos han venido apareciendo en todo el país para tratar de establecer vínculos entre los trabajadores no organizados, los trabajadores del «empleo débil». El mes pasado, la primera reunión en Nueva York señaló a 60 asambleas de personas de distintos orígenes, donde se discutió algo que todos los trabajadores compartían: la situación de ganancia precaria. Esto significó algo más que una ocasión para compartir sus temores: fue, como la invitación al evento señalaba, la organización de una plataforma para «participar juntos en las acciones futuras», tales como la huelga general del día 1 de mayo.

El movimiento Occupy Wall Street ha dado una vuelta de tuerca a la noción tradicional de la huelga (de retirar la mano de obra como ventaja frente a un empleador) o incluso a la huelga general (que la mayoría de los trabajadores en un país o región abandonen el trabajo en solidaridad con los demás). Las asambleas Occupy están planeando un tipo muy diferente de huelga general. Los reclamos incluyen una huelga de los consumidores («¡No compres! ¡No uses el banco!»), huelgas de la deuda, paros estudiantiles, la huelga de los datos (dejar el teléfono inteligente en el hogar, por ejemplo), los días de trabajo lento o, si es posible, no trabajar, así como las bajas puntuales o el intento de paralizar las comunicaciones y el transporte y, por supuesto, las llamadas a tomar las calles. La idea es que, dada la variedad y la vulnerabilidad de las situaciones de trabajo, haya una respuesta de todo el mundo en la medida de sus posibilidades, punto clave para el éxito de la huelga – por lo que será una huelga de muchas respuestas y adaptada a cada persona con multitud de elementos diversos.