EL PENSAMIENTO IDEOLÓGICO FASCISTA DE MARIANO RAJOY, CONTADO POR ÉL MISMO

No son pocos los que en el Estado Español tienen una visión «moderada» de la personalidad política de Mariano Rajoy. Esa imagen no es casual, sino que ha sido el propio Rajoy quien en el curso de los últimos años ha tratado deliberadamente de cultivar ante los medios de comunicación ese perfil y que este encontrara un hueco en la opinión pública. Pero nada más lejos de la realidad. El pensamiento ideológico de Mariano Rajoy, de acuerdo con los pocos artículos en los que ha reflejado sus puntos de vista sobre la política o la sociedad raya con los postulados del fascismo, según opina nuestro colaborador Máximo Relti. No son pocos los que en el Estado Español tienen una visión «moderada» de la personalidad política de Mariano Rajoy. Esa imagen no es casual. Ha sido el propio Rajoy quien en el curso de los últimos años ha cultivado deliberadamente ante los medios de comunicación ese perfil, esforzándose para que este encontrara un hueco en la opinión pública. Para ello, por ejemplo, ha resaltado allí donde se le ha presentado  la oportunidad  el hecho de que su abuelo paterno fuera uno de los redactores del Estatuto de Autonomía de Galicia, en 1932,  y que, por esa razón, durante la dictadura se le apartó de la docencia universitaria.

Dicho de esta forma, podría dar la sensación de que los ancestros del ultraconservador presidente del actual gobierno español fueron radicales republicanos perseguidos por el totalitarismo franquista. Nada más incierto. El abuelo «disidente» de Mariano Rajoy – Enrique Rajoy Leloup- fue un moderado galleguista monárquico, que incluso durante los seis años que duró laRepública no dejó de militar  en las filas de los que defendían la causa de Alfonso XIII. Ni que decir tiene que su concepción  del «nacionalismo gallego» no sobrepasaba un ápice las fronteras de una visión escualidamente regionalista. Lo que realmente ocurrió con el abuelo «antifranquista» de Rajoy es que durante los primeros años de la dictadura las autoridades falangistas y militares de la época ni siquierapodían soportar las veleidades localistas, sobre todo si éstas se producían en el marco de cualquiera de las   tres nacionalidades históricas. Es decir, Cataluña,Euskadi y Galicia. Prueba de que el abuelo «liberal» de don Marianono asustaba  a los jerarcas del régimen fue que Enrique Rajoy Leloup pudo en 1952 – todavía durante los años duros del franquismo –  recuperar el Decanato del Colegio de Abogados que había ocupado hasta 1936. Tal oportunidad  sólo  se le ofrecía a aquellos que mostraban absoluta fidelidad  al Régimen de Franco. EL PADRE DEL PRESIDENTE Y EL FAMOSO CASO DE REDONDELA Pero si Mariano Rajoy es muy elocuente  a la hora de hablar sobre su abuelo, es mucho más cauto, sin embargo, cuando se trata de mencionar a su padre, Mariano Rajoy Sobredo. Un magistrado  que llegó a ser presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra en pleno franquismo y que presidió el escandaloso juicio  conocido como el  «Caso de Redondela». En el año 1972 se descubrió que habían desaparecido millones de litros de aceite. El escándalo fue tan mayúsculo que hizo ineludible la celebración de un juicio que duró hasta noviembre de 1974. En el curso del mismo aparecieron  implicados  un número considerable  de ciudadanos pertenecientes al establishment franquista.  El asunto,  como solía suceder entonces,  nunca  se llegó aclarar. Uno de los implicados directos, Isidro Suárez, murió en la cárcel de Vigo en extrañas circunstancias. Otro implicado, José Maria Romero, que previamente  había destapado el «affaire», apareció muerto también en su casa de Sevilla, junto a su padre, madre e hija, asesinados en su domicilio. Uno de los principales accionistas del negocio  era  el mismísimo Nicolás Franco Bahamonde, el «hermanísimo» del Caudillo. El Presidente de aquel estéril Tribunal de Justicia  fue Mariano Rajoy Sobredo, padre del actual presidente del gobierno. En  este tenebroso asunto aparecieron implicados  ministros y ex-ministros de la dictadura y otras «personalidades» que contaban con tratos preferentes en Ministerios, adjudicaciones gubernamentales  y similares, mecanismos de uso muy habitual  durante el franquismo. El sumario sobre el asunto se recogió en nada menos que5.000 folios , que quedaron depositados en la Audiencia Provincial de Pontevedra y que  tiempo después se volatizaron misteriosamente.  ¿A dónde fue a parar aquella cantidad ingente de testimonios documentales que podrían haber proporcionado las claves de aquel negro asunto criminal después de desaparecido el dictador? Las justificaciones oficiales fueron endebles: hubo obras, reformas, no había espacio, el caso se había cerrado… Aquel rompecabezas, con más de 3.000piezas, se perdió para siempre. Y como inexorablemente sucede en la historia de los dos últimos siglos de este país cuando  la culpa afecta a miembros destacados  de las clases hegemónicas, los datos terminan desapareciendo a través de las cloacas del Estado. Así pues, las raíces «democráticas» del árbol gene-ideológico  de Mariano Rajoy son una pura invención, construida  ex profeso con el propósito de proporcionar una imagen»moderada», «centrada» del jefe del actual Ejecutivo ultraconservador. sea, para satisfacer la envidia igualitaria.  Es evidente que la mayor parte del gasto público no crea capital social, sino que se destina al consumo.

¿Por qué, entonces, arrebatar con una fiscalidad creciente a la inversión privada fracciones cada vez mayores de sus ahorros? También para que no haya ricos para satisfacer la envidia igualitaria.  Lo justo es cada ciudadano tribute en proporción a sus rentas.   ¿Por qué, mediante la imposición progresiva, se hace pagar a unos hasta un porcentaje diez veces superior al de otros por la misma cantidad de Ingresos?  Para penalizar la superior capacidad, o sea, para satisfacer la envidia igualitaria.  Lo equitativo es que las remuneraciones sean proporcionales a los rendimientos.  En tal caso ¿por qué se insiste en aproximar los salarios?  Para que nadie gane más que otro y, de este modo, satisfacer la envidia igualitaria»

Por Máximo Relti – Canarias Semanal