El Hospital Clínico de Valencia lleva 2 semanas sin aire acondicionado

Batas, guantes, gasas, bisturíes y, ahora, ventiladores. Estos últimos son ya necesarios para la actividad de un hospital como el Clínico de Valencia que, según explican sus pacientes, lleva dos semanas sin aire acondicionado. En dos de sus pabellones, de la recepción a las habitaciones, ningún rincón se libra del calor, aplacado con el girar de los molinetes y el batir de los abanicos que enfermos y familiares han traído de sus casas. Con 32 grados en el exterior y cientos de personas dentro, algunos rincones del hospital eran ayer un horno. Sobre todo, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

La Consejería de Sanidad reconoce que las obras de mejora en la climatización han provocado “un paro puntual de la climatización de dos pabellones” en los últimos días. Pero los pacientes no dicen lo mismo.

aireacondicAntonia García, de 80 años, y su marido, de 79, contaban ayer que llevan en el hospital 34 días. Antonia explicó que han ido pasando por distintas plantas y el calor ha ido en aumento hasta que hace 12 días decidió comprar un ventilador en una tienda de productos chinos. “Se duerme mal. Por las noches me siento aquí en la butaca y apoyo allí las piernas para que el aire le llegue también a él”, cuenta mientras señala con los brazos la posición.

La causa son las obras en la climatización de cuidados intensivos Muchas son las habitaciones del pabellón B y C con sus ventiladores en marcha, pero su frenética actividad no evita que el calor se acumule por la radiación solar y la imposibilidad de abrir las ventanas. “El otro día vino la familia y acabamos siendo en la habitación 11 personas. Hacía tanto calor que pensé en hacer una foto y mandarla a la Seguridad Social para que la viera”, se quejaba Antonia.

Francisco Gómez, de 93 años, lleva cuatro días sin parar de mover su abanico. Contaba que tuvo un accidente circulando en bicicleta y ahora está en el hospital.

Pero la verdadera magnitud del problema solo se comprende al llegar a la segunda planta, la de los enfermos más graves: Reanimación y la Unidad de Recuperación Post Anestésica (URPA), con 12 y 10 camas respectivamente.

“A mi padre, de 40 años, le operaron del corazón y le llevaron a reanimación. Por las obras, trasladaron a los enfermos de reanimación a la URPA. En la mitad de espacio, hay 20 personas”, se quejaba ayer José Luis Cañas. Pero el calor y la masificación no suponen solo una incomodidad.

“Mi padre ha cogido una infección pulmonar por una bacteria y le han aislado para no contagiar al resto de personas. Hoy tiene 41 de fiebre y los médicos no saben qué hacer para bajársela, del calor que hace”, decía preocupado.

Familiares de enfermos traen de sus casas abanicos y ventiladores

“Llevamos cerca de un mes así. En Cuidados Intensivos hemos establecido ya un protocolo para que no haya infecciones nosocomiales”, explica un enfermero de la unidad. “Hay señoras a las que les tomas la temperatura y tienen 38 grados solamente del calor. En los intensivos de coronarias no hay ni una gota de aire”, criticó. “No podemos tener ventiladores para evitar contagios y el otro día una compañera, completamente mojada en sudor, casi se desmaya. Esto es inhumano”, sentenció.

La Consejería de Sanidad explicó ayer que “se están haciendo trabajos de adecuación y renovación de Instalaciones de Climatización de la Unidad de Reanimación” y que el “paro puntual” de la climatización se debía a que se ha tenido que “vaciar el depósito de agua fría y volverlo a llenar y se ha tenido que reiniciar el sistema de nuevo, que ya está establecido”.

Estas mismas fuentes reconocen que los trabajos con el aire acondicionado comenzaron el pasado miércoles y “aunque ya se ha restablecido el servicio del aire acondicionado, es normal que aún haga calor en algunas zonas del hospital, porque tarda unos días en alcanzar la temperatura”. La consejería lo justifica en que “siempre se aprovecha el verano para hacer este tipo de trabajos de mejora en las instalaciones, aprovechando que baja la actividad quirúrgica, porque en otra época del año sería más complicado desde el punto de vista asistencial”.                                                                                    

Fuente: El País