España: la lucha de las mujeres por la libertad

Desde los primeros días de la Segunda República Española, nacieron algunos movimientos anarcofeministas, principalmente en la región de Cataluña, y especialmente en su capital, Barcelona, núcleo resistente del anarquismo español, donde nuevas generaciones de mujeres jóvenes siguieron la senda trazada por Teresa Claramunt (1862-1931) y Soledad Gustavo (1865-1939), dos de las figuras más representativas de lo que conocemos del anarquismo español.

En abril de 1936 se fundó una de las primeras organizaciones feministas más características del anarcosindicalismo, Mujeres Libres, por tres pensadoras de la época, Lucía Sánchez Saornil, Amparo Poch y Gascón, y Mercedes Comaposada Guillén. A lo largo de su existencia, se unieron a esta organización numerosas activistas implicadas en la lucha feminista.

En 1934 ya se había creado en Barcelona el Grupo Cultural Femenino que, junto con la redacción de la revista Mujeres libres de Madrid, se convertiría en el embrión de la nueva organización. La idea de publicar una revista fue obra de Lucía Sánchez Saornil, a la que se sumaron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. Lucía y Mercedes habían impartido cursos de educación elemental para trabajadores y trabajadoras, cursos promovidos por la CNT de Madrid en los años 30. Vieron la necesidad de impartir estos cursos específicamente a mujeres, dada la misoginia y los prejuicios existentes en la época.

En el Grupo Cultural Femenino, formado en gran parte por activistas de la CNT y de otras organizaciones libertarias como los Attenées y las Juventudes Libertarias, estaban al tanto de la revista que se hacía en Madrid. Mercedes Comaposada acudió a la capital catalana con los estatutos de una Federación Nacional de Mujeres Libres y propuso que Cataluña se adhiriera a ella. Las mujeres catalanas aceptaron esta propuesta con entusiasmo.

Lucía Sánchez Saornil

Mujeres Libres desarrolló una combativa e incansable actividad a favor de un mundo más justo durante tres intensos años, desde poco después de la victoria del Frente Popular hasta la caída de Barcelona (febrero de 1939). De 1937 a 1938, llegó a tener hasta 20.000 mujeres en sus filas. Se enfrentaron a la sublevación militar fascista, lucharon como milicianos en diferentes frentes y en la retaguardia, mostraron al mundo su valor y su espíritu libertario, y finalmente la derrota final les llevó a un exilio irremediable.

En las décadas siguientes al final de la Guerra Civil, las mujeres exiliadas en Francia y Gran Bretaña se reagruparon y organizaron alguna actividad en la continuidad de Mujures Libres, sin recuperar la influencia de la época dorada de la organización.

Tras la muerte de Franco, Mujeres Libres reapareció en Barcelona (1976), donde las nuevas generaciones se unieron a las históricas Sara Berenguer y Suceso Portales, lo que no estuvo exento de tensiones por la forma de ver el anarquismo y el feminismo y de enfrentarse a las nuevas realidades de los años 70.

Jean Pierre Quiroz Rivera