El alquiler ha subido un 77% y los caseros se convierten en la población de mayor renta del país

De acuerdo al estudio ‘El mercado de alquiler: fuente de desigualdad social’, elaborado por Javier Gil, Miguel García-Duch, Lorenzo Vidal y Miguel A. Martínez, “esta situación cada vez afecta a más población”. “La crisis económica de 2008”, afirman, “marcó un cambio sustancial en el sistema de vivienda, expandiendo el mercado privado del alquiler y su base inquilina”. Desde entonces, los hogares que viven de alquiler, que denomina como la ‘generación inquilina’, han pasado de representar el 11,2% en 2011 al 19% en 2020.

Esta ‘generación’, detalla, “proviene mayoritariamente de la población con menores ingresos, donde el elevado precio de los alquileres les lleva a situaciones de mayor empobrecimiento y precariedad”. Frente a esto hay otra, una ‘generación de caseros’, “que se sitúa mayoritariamente entre las franjas de la población de mayor renta, a la que se suma además la transferencia de renta que recibe de los inquilinos”.
Los caseros, la población de mayor renta del país


Según el informe, los caseros forman parte de la población de mayor renta del país. Disfrutan de una renta mediana bruta anual de entre 50.604 y 56.473 euros. Esto choca con la renta de los inquilinos, que se sitúa entre 19.758 y 26.288 euros. La brecha económica supera los 30.000 euros entre ambos colectivos.

Asimismo, para mostrar esta diferencia, el Grupo de Estudios Críticos Urbanos apunta que entre el 73% y el 79% de los hogares de caseros se ubica en los dos cuartiles de renta más elevados. Entre los hogares inquilinos, solo entre el 25% y el 35% se encuentran en los segmentos de renta más altos. En particular, dentro del rango de hogares de mayor renta, aquellos que ingresan más de 45.000-55.500 euros al año, incluyen al 48% y 57% de los hogares de caseros, en comparación con solo el 8% y 14% de los hogares de inquilinos, respectivamente a cada cuartil superior.

Por otro lado, los segmentos de ingresos más bajos incluyen al 65% y 75% de los hogares inquilinos, en comparación con el 21% y 27% de los hogares de caseros, respectivamente a cada cuartil inferior. En el caso específico del tramo de renta más bajo donde se sitúan los hogares que ingresan menos de 16.500-20.500 euros anuales, se encuentra entre el 36% y el 45% de los hogares de inquilinos, frente a un mero 8%-10% de los hogares de caseros.
20.000 euros de ingresos más al año aun sin alquilar su piso

El estudio también pone de manifiesto de reducirse “significativamente” los ingresos derivados del alquiler o, incluso, desaparecieran, los caseros continuarían siendo el grupo con mayor renta de todo el país.


Tras estudiar datos del Banco de España, del INE y de la Agencia Tributaria, “los ingresos de los caseros seguirían superando en aproximadamente 20.000 euros anuales a los ingresos de los hogares inquilinos”. “Esta deducción no solo subraya una marcada desigualdad entre caseros e inquilinos, sino también el papel del alquiler como un potente mecanismo de amplificación y reproducción de la desigualdad socioeconómica”, expone.
La renta de los propietarios es 2,5 veces superior a la de los inquilinos

Respecto a esta desigualdad, los autores del informe recogen que la renta de los caseros oscila entre 2,15 y 2,58 veces superior a la de los inquilinos, y en torno a 1,46 y 1,69 superior a la de los hogares que viven en una vivienda de su propiedad. “Obviamente, si se eliminaran los ingresos que perciben los caseros por el alquiler de sus propiedades, la desigualdad entre caseros e inquilinos disminuiría”, admite.

No obstante, continúa, “incluso sin los ingresos derivados del arrendamiento, los hogares de caseros tendrían una renta mediana entre 1,82 y 2,13 veces superior a la renta mediana de los hogares de inquilinos (y entre 1,16 y 1,47 veces más que los hogares residiendo en una vivienda de su propiedad).

Ante esta situación, considera que las actuales medidas para limitar la subida de los precios de los alquileres “pueden mitigar el crecimiento de la desigualdad social, pero no la reducen ni revierten”. Según destaca, “la implementación de políticas orientadas a la reducción de los precios del alquiler, con el objetivo de ajustarlos a los ingresos de los hogares inquilinos para satisfacer sus necesidades residenciales básicas, podría reequilibrar la severa desigualdad social”.